Hablamos en este caso de un andaluz, pues Picio fue un zapatero nacido en la localidad española de Alhendín, en la provincia de Granada. El pobre fue condenado a muerte sin que sepamos muy bien por qué y según cuenta la leyenda, cuando recibió la noticia del indulto se llevó tal impresión que se le cayó el pelo y se le deformó la cara, llenándose de tumores. De ahí cuando veamos a una persona que no es excesivamente agraciada nos acordemos de este pobre reo.
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