Se usa para indicar que algo tiene un precio muy elevado. se dice que el origen de esta frase se remonta a las expediciones de la Conquista de América.
Uno de los expedicionarios, llamado Diego de Almagro luchó junto a Francisco Pizarro. Francisco Pizarro fue capturado y cuando fue socorrerlo, Diego de almagro perdió un ojo debido a una fecha de un indígena. Al presentarse ante el rey le expuso que defender los intereses de la corona le había costado un ojo de la cara. Y así fue literalmente.
Debido a los riesgos que vivió Almagro, esta frase pronto se usaría para hacer mención de lo dificultoso que podrían resultar ciertas acciones, evolucionando con el tiempo y dándole el significado que actualmente tiene.
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