La suerte está asociada a la casualidad. No depende de de la voluntad humana o divina, sino que depende del azar o de circunstancias fortuitas.
La palabra suerte proviene de la voz latina Sortis, que eran unos dados o huesecillos empleados en el reparto de lotes de tierra. A los soldados que cumplían el servicio en la Antigua Roma se les premiaba con tierras.
No todas las tierras eran de la misma calidad, ni del mismo tamaña, entonces se hacían lotes y se repartían utilizando unos dados. Dependiendo de la suerte del soldado, podía tocarle un terreno fértil o un pedregal
De este modo, la suerte es un nombre que damos al azar, a las circunstancias que escapan a nuestro control y no depende en absoluto de nuestro esfuerzo.
La palabra suerte proviene de la voz latina Sortis, que eran unos dados o huesecillos empleados en el reparto de lotes de tierra. A los soldados que cumplían el servicio en la Antigua Roma se les premiaba con tierras.
No todas las tierras eran de la misma calidad, ni del mismo tamaña, entonces se hacían lotes y se repartían utilizando unos dados. Dependiendo de la suerte del soldado, podía tocarle un terreno fértil o un pedregal
De este modo, la suerte es un nombre que damos al azar, a las circunstancias que escapan a nuestro control y no depende en absoluto de nuestro esfuerzo.
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