Es un dicho popular que expresa que algo o alguien intenta parecer mucho más de lo que realmente es.
Se puede utilizar de diferentes maneras. Por ejemplo cuando una persona quiere darse a conocer como una persona importante dentro de un entorno y en realidad solo es un desconocido.
También se utiliza para personas que prometen muchas cosas pero que luego no las cumplen. También cuando un producto se promueve como la solución a muchos problemas y en realidad no resuelve nada.
No es muy segur la procedencia de este dicho popular pero según cuenta el conde de Clonard, en 1957 las tropas españolas tomaron la ciudad de Amiens merced a una treta urdida por el capitán Hernán Tello de Portocarrero, el cual vistió de labradores a sus soldados.
Estos soldados lanzaron nueces contra el suelo par que el ruido despistase a los soldados que estaban de guardia en la entrada de la población francesa. Mientras se agachaban los soldados franceses a recoger las nueces, los soldados españoles entraron en la población. Esta estrategia con el tiempo dio origen a esta frase como manifestación de exagerada demostración de un hecho que no tiene tanta trascendencia.
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