Esta frase es una expresión popular que se usa para indicar la prudencia y precaución con que debemos decir lo que puede comprometernos o comprometer a otras personas.
Nació en Francia durante la persecución de los hugonotes- protestantes franceses de doctrina calvinista- la cual terminó con una matanza terrible en la noche de San Bartolomé", en el año 1572 en París.
La historia cuenta que durante la segunda mitad del siglo XVI, Catalina de Médici (reina consorte de Francia) que fue una de las personas que incitó en la persecución de los protestantes, era muy desconfiada y para poder escuchar mejor a las personas de quien más sospechaba, mandó instalar en las paredes de distintas habitaciones del Palacio Real conductos acústicos.
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