El rey se disponía a almorzar, como todos los días, en su comedor real; y al sentarse en el trono ¡se clavó un alfiler en sus posaderas! Ay! Ay! Ay! se quejaba, suplicando ayuda. Pero nadie se atrevía a tocarle el trasero.
Desmitificando las costumbres y los hábitos de palacio, este álbum presenta un texto ágil, sencillo y divertido, muy apropiado para los más pequeños. Con ingenio y gran sentido del humor, muestra la cara más absurda de personas de alta categoría social que, por cuestiones de rango, parecen incapaces de resolver un asunto tan sencillo.
Con este cuento los niños se divirtieron mucho y estaban expectantes a ver quién era capaz de quitar el alfiles de las posaderas de rey.
Al terminar hicimos una corona. Dejo unas fotos
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