SI TE DIGO QUE LO HICE

 


Así era, así es. Ocupamos roles por el simple hecho de ser como somos y no por quien en verdad nos sentimos. Todo está organizado para que cada uno nos mantengamos fieles a lo que de nosotros se espera, a lo que porque sí, decidieron unos hombres. Siempre hombres. 

Hombres con miedo al color, que visten de oscuro para esconder sus cinturas, para ocultar sus ideas. Que borran las señales de su carne y sobre el pecho lucen los símbolos de su fe. Hombres que nos imponen ligaduras. 

Está voz llena de verdad, que habla sin tapujos, con tristeza, de la educación represora de la posguerra pertenece a Elvira, la narradora y protagonista de está novela. Que a sus muchos años, se condena y se culpa, porque a pesar de sus deseos y sus amores, acabó formando parte de los que miran sin comprender, aterrados por convertirse en monstruos (mujeres, homosexuales, borrachos, locos, rojos...)